martes, 8 de junio de 2010

Masoquismo Extremo

Definitivamente los seres humanos somos masoquistas. En los diferentes ámbitos que rodean nuestras vidas nos vemos involucrados en eventos que desbordan sufrimiento. Les pongo unos casos de ejemplo:


Caso 1: Entretenimiento Masoquista

Semanas previas al concierto de Aerosmith, mi gran amiga Maris me hizo dudar de acudir a dicho concierto. Su poder de convencimiento se basaba en 19 razones bien fundamentadas. Razones que dedujo después de acudir a sendos conciertos, uno de ellos de Fito Paez, en la época que ella residía en Guayaquil.  A continuación enumero las razones para no acudir a un concierto según la Maris (no quiero robarme el mérito, las razones son 100% autoría de ella):
  1. Hacer colas interminables.
  2. Presenciar diferentes situaciones desagradables mientras se hacen las filas interminables. Estas situaciones son protagonizadas por los siguientes personajes:
    1. Los “sabidos”,  que no son otra cosa que aquellos que no respetan la fila.
    2. Los  “amigos del pueblo”, aquellas personas con las que solo te saludas, pero que al encontrarte en un puesto mejor ubicado en la fila, se hacen pasar por tu “pana” del alma, solo para que le permitas adelantarse en la fila.
    3. Los “caretucos”, aquellos que ante la desesperación e impotencia solo se dedican a empujar
  3. Perder la dignidad. Al momento de ingresar al escenario abrirse de brazos y permitir que otra persona te toquetee ante la excusa de realizar la requisa.
  4. No apreciar a la banda dada tu pequeña estatura (¡Sí!, la Maris es igual de enana que yo). En caso de comprar en cancha, debes soportar que todos te bloqueen la visibilidad hacia el escenario. Y nunca falta aquel chico hecho el galán que sube en sus hombros a la enamorada.
  5. Encontrarse en una localidad lejana que no permite apreciar a la banda. Este caso ocurre cuando por tacaños decidimos comprar localidades conocidas como general o tribuna.
  6. No disfrutar el concierto a pesar de estar en una localidad VIP. Esto ocurre cuando se recurre a comprar una localidad tan exclusiva como cara, pero dado que somos tacaños nuestra mente sufre un bloqueo que impide que disfrutemos el concierto, pues la misma se pasa pensando (y contando) en todo el dinero que hemos gastado.
  7. Soportar a los borrachos que se hacen los confundidos. Desconocidos que aprovechando su condición de seudo-borrachos se hacen los confundidos y te abrazan. Y ante tu reclamo, solo se dignan en exclamar: “¡aaayyy!, te confundí con mi enamorada”.
  8. Aguantarse las ganas de ir al baño. Después de largas horas de espera, la fisiología humana procesa los líquidos ingeridos por el organismo, por lo que es natural que nos den ganas de ir al baño. Pero, ¿qué ocurre cuando decidimos hacer caso a nuestros esfínteres y acudir al baño?:
    1. Corremos el riesgo de perder el puesto por el que hemos luchado durante horas.
    2. Realizar una larga caminata, pues para nuestra mala suerte, el baño se encuentra a miles de metros de distancia.
    3. Encontrarnos con unos baños totalmente anti-higiénicos.
  9. Morirse de sed. Dado que el punto 8 descrito previamente es absolutamente contraproducente y asqueroso, hacemos todo lo posible por evitarlo, lo cual implica no beber ningún líquido desde que salimos de nuestros hogares  hasta que finaliza el concierto.
  10. Morirse de sed por tacaños. Bueno digamos que controlamos muy bien nuestros esfínteres y logramos un aguante de varias horas sin ir al baño. De todas maneras no ingerimos ningún líquido que se expenda en el escenario, dado su alto costo. Las gaseosas valen el doble, una puerca botella de agua vale el triple y ni mencionar el costo de la comida.
  11. Soportar a la banda que apertura al artista principal. Por lo general la banda telonera es un grupo nacional, del cual conoces una sola canción. Así que te tienes que aguantar más de cuarenta minutos escuchando canciones absolutamente desconocidas para tus tímpanos.
  12.  Gritar para que el artista o banda principal entone aquel hit que tanto te gusta. Porque el hit siempre lo dejan para el final, y para rematar es la única canción de la cual conoces la letra.
  13. Rogar para que el artista o banda no abandone el escenario. En otras palabras perder la dignidad.  
  14.  Terminar empapado producto de un aguacero dado en pleno concierto. Esto ocurre en el caso de conciertos en la ciudad de Guayaquil, donde llueve con todos los efectos especiales: truenos, relámpagos, rayos, etc.
  15.  Comer polvo a la salida del escenario. Todos corren, se empujan, buscan la salida al mismo tiempo, por lo que si tu localidad se encuentra en cancha y te quedas atrás, te toca comer el polvo de la multitud.
  16. Rezar para que no te roben. Dada la multitud y el toqueteo, queda en manos de Dios evitar que un transeúnte “sabido” termine robando tus pertenencias.
  17. Caminar, caminar, caminar. A la salida del concierto la abundante demanda de taxis y la escasa oferta de los mismos, obliga a caminar miles de cuadras hasta lograr conseguir un taxi.
  18. Se gasta plata, tiempo, zapatos y se afecta gravemente la integridad emocional.
  19. Herir tus oídos al escuchar reverendas mentiras de la gente, tales como: “Valió la pena”.
          Caso 2: Entrenamiento Masoquista

          En los últimos días me he reconciliado con la máquina trotadora y he vuelto a correr. Poco a poco he recuperado mi resistencia hasta llegar a correr los 10 km que antes alcanzaba completar diariamente en una hora.  En realidad correr me encanta, es mi nueva pasión.

          En mi última visita a Ecuador, prometí visitar a mi amiga del cole Jamilex (a quien en un post previo hago referencia).  Logramos concretar la salida para vernos el penúltimo día de mi visita a mi tierra natal. La salida no involucraba cervecitas, ni comida, ni cine. Involucraba sudor y sufrimiento.

          Así como mi pasión es correr, la pasión de Jamile es el CrossFit. Para los poco entendidos del tema, CrossFit es un sistema de acondicionamiento físico basado en ejercicios funcionales y variados, ejecutados a relativamente alta intensidad. En otras palabras es realizar muchas repeticiones de barras, flexiones de pecho y sentadillas.

          Ante mi gran acoplamiento físico y mi recuperada resistencia en la trotadora, acepte gustosa el encuentro en el Gym. Pobre de mí. No tenía idea lo que me esperaba.

          Empezamos con cien repeticiones en las barras. Esta fue la parte sencilla. Termine las cien repeticiones sin ningún problema, es más hice tiempo para que terminara Jamile.

          Continuamos con las flexiones de pecho. Esta fue la parte dolorosa. Mientras hacía las repeticiones en mi mente ocurría lo siguiente:

          Mente de Yessy: Uno  
          Y hacía la primera flexión.
          Mente de Yessy: Dos  
          Y hacía la segunda flexión.
          Mente de Yessy: Vamos Yessy, vas tres  
          Y hacía la tercera flexión.
          Mente de Yessy: Vamos Yessy, no duele, ya van cuatro  
          Y hacía la cuarta flexión.
          Mente de Yessy: Cinco. Ay, ay, ay..
          Y quedaba plantada boca abajo en el piso sin reacción.
            
          Mientras Jamile hacia diez flexiones (hizo diez repeticiones de diez en diez) yo completaba a duras penas las cuatro porque a la quinta yacía en el suelo esperando que mi amiga terminase su repetición.

          Para finalizar vinieron las sentadillas. Esta fue la parte normal. Ni dolorosa ni sencilla. La clave para ejercitar bien el trasero es mantener los talones en el suelo. Y esto es precisamente lo que ocasiona el dolor de muslos y del trasero.

          El entrenamiento no duró más de veinte minutos, pero el sufrimiento me duró cuatro días. Cuatro días que no podía caminar, vestir, comer, bañar, reír sin sentir dolor alguno. Durante cuatro días parecía un robot cuando caminaba por la oficina. Durante cuatro días tuve que pedirles a los chicos que desconecten el cable de mi laptop para llevármela al departamento al finalizar el día, porque no podía agacharme sin sentir dolor.

          Y así hay muchos otros casos de masoquismo que los seres humanos diariamente viven. Es que las razones de la Maris no hicieron que deje de ir al concierto de Aerosmith, y el hecho de sufrir dolores musculares durante cuatro días no ha impedido que vuelva al Gimnasio. Es más desde ahora todos los fines de semana voy a practicar el deporte sádico del cual es fan mi amiga. Porque cuando regrese a Ecuador nuevamente quiero estar a su altura en el Crossfit. ¿Será que el dolor nos hace sentir vivos?

          5 comentarios:

          1. Me has hecho reir muuuchooooo.... Compromisoooo a tu regreso entrenamos jajaja.... nada de no contestar el cell jajaja... TE QUIERO MUCHO .. ABRAZO... JAMY..

            PD: SI NO HAY DOLOR NO ES CROSSFIT =0)

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          2. Definitivamente, valio la pena cerrar el dia de trabajo leyendo este Post..... apesar de no hacer el "CrossFit", creo que me va a doler el abdomen pero de tanto reirme.... que bueno Yessy!!!

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          3. Gracias amigas. No saben lo mucho que representa para mi el hecho que les guste leer las ocurrencias que escribo.
            Jamile, de ley que nos vemos la próxima vez que regrese y pilas que espero estar a tu altura y aguantar toda la rutina.
            Cris, muchas gracias por tu coment. Me alegra mucho que te haya alegrado el día. Esa es la idea de mi blog, reir, reir y reir!!!

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          4. Que chevere Yessy, muy bueno

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          5. Muy buena nota Yessy y los puntos de Maris ni que decir, totalmente de acuerdo, por aquello hace mucho tiempo he optado por escuchar otro tipo de música menos escuchadas por la gente como la trova, música que tiene excelentes interpretes con las canciones de letras geniales, y al no ser populares sus presentaciones son en escenarios mas pequeños con menos afluencia de público donde puedes observar un buen espectaculo aunque te cueste un poco más, en fin...., pero por otro lado cuando vamos al estadio pasamos por casi lo mismo pero por el BOMBILLO vale la pena...!!!, jajajaja, un abrazo..., algún dia tendré mi blog, para expresar lo siento sin pensar lo que digo..., att. WV

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